Cómo manejar discusiones difíciles

En el mundo de la incomodidad, las situaciones difíciles y simplemente el no querer hacerlo, casi nada es más importante que tener que afrontar una conversación difícil con un miembro del equipo. Y cuando esa persona es un miembro de la familia, la cosa sólo empeora. Nadie quiere decirle a un hijo o a una hija que simplemente no van a aceptarlo. La solución más sencilla es posponerlo.
Entonces, ¿cómo manejas estas situaciones difíciles cuando tu instinto natural es evitarlas por completo? Aquí hay algunas cosas que se deben y no se deben hacer al abordar un conflicto.
No lo pospongas.La venganza puede ser un plato que sabe mejor si se sirve frío, al menos según Don Corleone, pero si tienes un problema con uno de los miembros de tu equipo, debes solucionarlo lo antes posible. La procrastinación no sólo te perjudica a ti y a la persona involucrada, sino que también perjudica a todo tu personal al ver que la incompetencia o el mal comportamiento no se reconocen. Como dice Dave: “Si permites que las personas se porten mal, tengan malos resultados, tengan malas actitudes, chismeen y, en general, eviten la excelencia, no esperes atraer y conservar grandes talentos. Por favor, no esperen tener una cultura increíble”.
Consíguelo en tu calendario.Programe una cita para una reunión con la persona que tiene el problema y reserve tiempo suficiente para resolver el problema. No es justo para ninguno de los dos si se apresuran y terminan sin una resolución.
No seas cruel.Nunca se logra nada siendo un matón o siendo malo, incluso cuando estás justificadamente enojado. En esta situación, tú tienes poder y control, y ellos no tienen ninguno de los dos. Además, la idea de la reunión es corregir el rumbo y enseñar, no avergonzar ni desmoralizar a la persona ni perder la calma.
No pierdas el foco. Para la mayoría de nosotros, la primera respuesta a una conversación incómoda es pasar a otro tema. Pero como líder, es lo último que quiere hacer. Tienes que concentrarte en el problema que tienes entre manos y mantener el rumbo.
Esté preparado. La forma más fácil de mantener el rumbo es estar preparado antes de la reunión. Escriba el resultado preferido y los puntos de conversación que debe tratar con el miembro del equipo para lograr este objetivo. Mantenga la lista a mano. Si siente que comienza a desviarse, tómelo para recordar lo que necesita cubrir.
Ser un líder nunca es fácil, especialmente cuando se trata de conversaciones difíciles. Pero para poder unificar tu equipo y hacer avanzar tu empresa, tienes que lidiar con ellos. La mejor manera es fijar un tiempo, extender la gracia y estar preparado de antemano. Y entonces, lo que más temías de repente se vuelve fácil.
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